domingo, 27 de abril de 2008

Dominando Shibuya

Ocho de la mañana, salto de la cama y me doy prisa porque todavía desayunaré antes de subir al tren camino de Shibua que está en la otra punta de la linea verde, a unos 25-30 minutos. Me como un sandwich, un bollo y un zumo de naranja en un restarante de temática francesa (los parteles están de muerte), por unos 650 yenes (poco más de 4 euros), saco el billete para Shibuya (160 yenes/menos de 1 euro).
Ya estoy, la estación de Shibuya; mogollón de gente para ser todavía poco más de las diez. Como siempre salgo por donde no debo y tengo que rodear la estación por fuera, en fin, ya es tradición; mi idea y el plan que había trazado era salir justo por donde está la estatuo de Hachiko (la estatua de un perro; no cuento la batalla pero diré que es un sitio de quedada común entre los japos). Seguidamente, me pierdo voluntariamente entre las calles de Shibuya, más o menos hasta las 11:30 donde por fin, encuentro una tienda del rollo que a mi me gusta, moda fashion japa al 100% (más tarde fotos con la pesca). Tras pasarme casi 1 hora y media en la teinda, poniéndome y rebuscando ropa, logré encontrar varias prendas en las que yo cupiede, maldiciendo a los japos por no hacer tallas XL (en el tema de los pantalones, tuve que desistir, tras unos 5 intentos, no me valió ninguno y eso que hoy por hoy esto especialmente delgado; he llegado a la conclusión de que los japos no tienen culo, no cabe otra explicación). Después me fui a comer a una especie de italiano donde por 850 euros me zampé unos espaguetis a la marinera que quitaba el sentido con un zumito de naranja.

Eran las 14:00 horas, por lo que me fui al siguiente punto del plan, todavía en las inmediaciones de Shibuya; el museo de la NHK, que es uno de los canales de tv japonesa. El sitio estuvo bien, incluso pude ver como hacían programas en directo porque durante el tour se pasa sobre platos, que están emitiendo en directo.

Al salir del museo me metí en el parque que hay en la zona, y paseando por allí me fijé que había grupos de músicos aficionados tocando; un montón, casi pegados, un verdadero jaleo. Seguí andando, y me di de bruces con otra cosa curiosa, una feria de ropa para perros, tremendo, nunca vi tanto perro junto. Después de aquello pensé que poco me quedaba por ver allí, pero me equivoqué, ya que al poco me vi e medio de otra feria, por llamarlo así, porque en realidad era un mogollón de gente que vendía, cada uno a su rollo, ropa usada. Existen fotos de todo, excepto de los perros, por si me atacaba la manada.

Tras eso me volví, entré en algunas centros comerciales más, entre ellos uno que se llama 109, especialmente curioso ya que solo tiene ropa para chicas, y yo no me enteré hasta que salí después de recorrermelo entero estrañado de no haber visto nada para mí. Tuvo su parte buena, nunca vi tanta chavala junta, casi daba miedo.

El centro comercial 109 está al lado de la estación de Shibuya, por lo que ya me metí en el tren porque eran sobre las 16:00 y todavía quedaba por visitar Shinyuku. Me despedí de Shibuya, más bien fue un hasta pronto, porque es un sitio que merece la pena volver a visitar aunque solo sea para dar una vuelta siempre que puedas aguantar las aglomeraciones, porque cuando yo me fui ya casi no se podía andar, por casi ningún lado, y el sitio no es ni mucho menos pequeño, es como 50 veces Sol y la Gran vía juntos.

De Shinyuku decir que es la parte de los rascacielos, por lo que solo decir que es espectacular; las fotos dirán el resto, sobre todo cuando me subí a la cima del más alto, el Metropolitan de Tokyo.

Dicho esto, adios, salud y República.

Fotos de Shibuya:




Hachiko

Museo NHK



Programa en directo

Músicos aficionados frente al estudio de NHK



Rascacielos de Shinyuku:






Desde la cima de este edificio he hecho las proximas fotos





El bicho era alto y más cuando miras para abajo



Bueno, esta es la nueva entrega de Hakobu Wentsu. Atentos al cinturon que me marco. En la segunda parece que estoy mirando la ascensión de la Virgen. No salgo a derechas en ninguna, siempre mirando a poninte, con razón evito salir en las otras fotos (a ver si me afeito y me peino de una santa vez)

Saludos desde Tokyo

Pues la semana dorada ya está aquí, en Tókyo, escribiendo esto desde un hotel frente a la estación de Akihabara; en medio de la capital del frikismo mundial. Lo cuento poco a poco.
Sábado, seis de la mañana, en pie porque viene el taxi que pedí el viernes y que me llevará hasta la estación de Tajimi, donde me subo un tren hasta la estacón de Nagoya donde a las 10 tengo que subirme a un Shinkansen, que en 1 hora y 45 minutos me pondrá en la estación de Tokyo.
Estoy en Tokyo, me bajo del Shinkansen y me meto en la linea verde de cercanías, Yamanote, que es una especie de circular que une, entre otras, las estaciones de Akihabara, Shinyuku, Shibuya y Ikebukuro. 10 minutos después, Akihabara está a dos paradas de Tokyo, llego a mi destino, el paraiso de los jugones, placer de los cosplayeros (gente disfrazada), ciudad de la electrónica y la electricidad (nombre que le dan ellos no yo), y en definitiva, el lugar más curioso que uno se pueda encontrar. Nada más salir de la estación en sitio no defrauda, el jaleo es tremendo da igual donde te metas; japas disfrazadas de doncella repartiendo publicidad, japas disfrazadas de doncellas dando un paseo con las amigas disfrazadas de doncellas, doncellas disfrazadas de chicas, y chicas comprando en tiendas disfraces de doncella..., y si no recuerdo mal creo que vi a un chico disfrazado de doncella pero estoy intentando olvidarlo. Hablando en serio, como veréis en las fotos, es un sitio con mucha vida, lleno de tiendas y de gente curiosa, posiblemente uno d elos lugares más desenfadados y estrafalarios de Japón; esencial para pasar un buen rato aunque no te guste la animación Japonesa.
Cuando salí de la estación metí la pata como siempre, al hacerlo por el extremo opuesto a mi hotel, que no tiene pérdida porque está casi dentro d ela estación, pero en fin, yo a lo mío. Después de rodear la estación encontré fácilmente el hotel. Es un hotel nuevo, como que lo abrieron el mes pasado, y la habitación es una pasada. Es pequeña pero tiene clase, pantallón con TV de alta definición, sillón de masajes y tropecientas comodidades más; luego veréis la foto.
Como la entrada era a las 14:00 horas y todavía era las 12 y poco, dejé las maletas y me piré a pasear por todo Akihabara, aunque antes vino el susto del día, que fue cuando el tipo que atendía en el mostrador me dijo que la reserva estaba mal, que era solo opara un día y además para el día 29 (en ese intante asesiné mentalmente al colega del trabajo que me había hecho la reserva). La sangre no llegó al río, por suete habia habitaciones y me dieron sin problemas una para los tres días.
Describiros lo que hice en Akihabara sería un poco aburrido, porque básicamente fue visitar todas las tiendas que pude, tanto de viedeojuegos, como de anime o de electrónica. Realmente hay tantas que en un día no se da a basto, me dieron casi las 7 de la tarde y no llevaba ni la mitad; aunque paredca mentira, hasta esto cansa por lo que me volví al hotel, no antes sin meterme en un restaurante para cenar, llamado Spice (pero no vender droga). Por el nombre ya debí de suponer que la comida era picante, y aasí fue, era algo con curri, y el curri estaba cargadito digámoslo así. Mi relación con el picante es mala, porque me entra hipo cuando lo como y no me acaba de sentar bien, pero como ya tenía el plato delante, pues básicamente me lo comí. El hipo no tardó en empezar, y a penas daba comido, pero valiéndome de la jarra de agua que tenía en la mesa fui tirando; en realidad, la mía y la de la mesa de al lado.
Así se acabó el día, y pronto a la cama, que mañana toca Shibuya y Shinyuku.
Dicho esto, adios, salud y República.
Fotos de Akihabara:







La habitación del hotel (Remu Hoteru)

Vistas desde el hotel (estoy en el piso 15 y se nota)





miércoles, 23 de abril de 2008

Hoy visitamos..., Inuyama

Pues lo dicho, el domingo pasado se me dio por ir a una ciudad cerca de Nagoya, donde me habían dicho que había un castillo muy antiguo. El camino no era muy largo, pero tenía que hacer un transbordo entre trenes de líneas distintas, ya que en Japón no pasa como en España que todo es Renfe, aquí también hay líneas privadas. En Nagoya tenemos la Meitetsu, que por cierto, es más barata que la nacional, que se llama Japan Rail. El plan era subr al tren en Tajimi pero en otra línea distinta a la que lleva a Nagoya, y luego, en una estación llamada Kani, hacer el cambio a la línea de Meitetsu, que me dejaría en el centro de Inuyama.

Así hice, y a eso de las 11 estaba ya saliendo de la estación. Como no puede ser de otra manera, había dos salidas y salí por la que no debía. Me di una buena caminata para nada, no es recomendable hacer turismo sin planos, eso de: voy saliendo y según vea voy tirando, es una mala estrategia. La verdad en que en este caso no fue tan mala, porque acabé en un templo bastante alejado de la ruta turística que seguro pocos gaijines llevan visitado.

Cuando decidí volver a la ruta turística normal, no la que yo me había inventado, ya era la una y pico, y como tenía que pasar de nuevo por la estación, ya que quedé a comer en una hamburgesería que había allí, la misma franquicia que tiene otro establecimiento frente a la estación de buses en NAgoya, donde ya tenía comprado alguna cena, y que responde por el nombre de Lotería, y no, no se puede hacer la primitiva ni la quiniela en ellas.

Tras comer ya me encaminé hacia el castillo de Inuyama, fueron un par de calles, que cumpliendo el buen estilo japonés, aun siendo las calles principales de la ciudad la acera no existía; mala costumbre esa de tener que andar casi por la carretera.

Otra mala costumbre es que casi todos los templos y castillos están en una cima, por lo que tocó patear por un par de cuestas que casin acaban conmigo, sobre todo porque el día era especialmente caluroso, y eso de las calorías a mi me sientan un poco mal.
El castillo era pequeño pero interesante. Había que quitarse los zapatos en la entrada, te daban una bolsita de plástico para llevarlo, que luego debías devolver. Las escaleras eran muy pequeñas y empinadas, había que subirlas a cuatro patas, y bajar..., bueno, ya lo podéis imaginar. La verdad es que no parece demasiado alto, pero cuando estás arriba de todo, en lo que sería la cuarta planta, la vistas imponen bastante, de hecho algunos japos que también visitaban el castillo no se atrevieron a salir fuera, a la especie de terraza que tiene.

Cuando compré la entrada, 500 yenes, fue curioso porque la señora me dio un plano, enseñándome los tres sitios que podía visitar con la entrada además del castillo (dos museos a los que al final no fui). Lo gracioso estuvo en como la señora señaló con un boli los sitios en cuestión, pero sin decir nada, todo con gestos. Cuando acabó le dijé en japonés que entendía lo que me había dicho, y para la mujer fue una relajación, abriendo la especie de ventanuca de cristal y empezando a contarme no se que batallas, que aunque parezca raro supe más o menos interpretar (vino decir algo así como que perdonase, que no sabía que entendía japonés, que no es frecuente que los turistas extranjeros lo hagan, y que si quería podía esperar por un guía en inglés). La verdad es que tardé unos segundos en asimilar la información, tiempo que la mujer se me quedó mirando con una sonrisa, sospechando que no había entendido un pimiento, aunque puse fina la crisis exclamando: hitori ii dese (que viene siendo: solo está bien). Debe ser que algo he mejorado, ya no entro en parálisis cerebral cunado alguien me habla en japonés.

Después de esa visita ya regresé a la estación, pero no hice el mismo camino, fui en dirección contraria en la misma línea Meitetsu, hasta la entación de NAgoya central, donde subí al metro hasta Osu Kanon, el dichoso distrito comercial. He ido varias veces, pero es un sitio que me gusta, hay muchas tiendas aunque por desgracia ninguna tenga tallas mayores que la L, prendas en las que yo no entro ni con calzador. No hice mucha cosa, darme un paseo en realidad, aunque al final acabé comprando una maleta de mano que necesitaba (por 1500 yenes, tirada), y aunque lo intenté evitar, acabé de nuevo en la tienda de juegos comprando unos cuantos más, en concreto 4 más.

Con esto ya me volví para casa. Ahora las fots, que son lo más interanse.

Se me olvidaba..., la semana que viene es la Golden Week, como los japos la llaman, que son un grupo de días festivos seguidos, estilo semana santa pero sin procesiones. El plan es el siguiente, de sábado a martes a Tokyo, y la semana siguiente, de jueves a martes, a Kyoto. Prometo un repotaje gráfico pormenorizado. ¡Shibuya, Akihabara!, preparaos que voy en camino, Hakobu Wentsu pronto estará allí.

Dicho esto, adios salud y República. (¡Y JUERGA!!!!!!!!!!!)


Duante la golden week o semana dorada, hay una festividad es que el día de los chicos, donde las familias con descendientes varones, cuelgan estas banderas pez de sus casas.

Fotos del santuario que encontré andando a mi aire por Inuyama








Fotos de los templos cercano al castillo:








Castillo de Inuyama y vistas de la iudad y alrededores:






sábado, 19 de abril de 2008

Lo que vino pasando el domingo anterior

Esta semana estuve bastante liado, así que hasta hoy no he podido escribir nada, pero bueno, todavía me acuerdo de lo que hice así que haré un resumen.

Pues el domingo pasado puse el despertador a las 6:00 d ela mañana, ni más ni menos, porque a las 7:00 venían a recojerme; y la pregunta es..., ¿un domingo a las 7:00 de la mañana?, esas son horas para llegar a casa no para salir de casa. Tenéis motivos para pensar raro, porque el domingo pasado fue raro ya que hice algo que jamás había hecho antes, ni más ni menos que irme de regata, a una competición de barcos de vela por invitación de un colega del NIFS.

A las siete en punto ya estaba en la puerta de la resi esperando, y al poco vinieron a buscarme; una hora y pico por la autopista hasta llegar al puerto donde estaba el barco (dato a tener en cuenta, en Japón el límite de velocidad es 100 km/h).

Llegamos al lugar en cuestión sobre las 8:30, y ya nos estaba esperando parte de la "tripulación", un total de personas: un doctor jubilado del NIFS, un paisano mayor muy simpático, dos señores que controlaban junto al dueño, otro compañero del NIFS y un chico indio. Antes de zarpar hubo que montar las velas, cosa bastante complicada, ya que con las velas había que preparar el timón también porque iba todo enlazado. Una hora después, encendimos el motorcillo del barco y tiramos para alta mas donde estaban el resto de los participantes (con el berberecho). Era un día nublado y poco ventoso aunque alejados de la costa si que se levantaba algo de corriente.

El barco no era muy grande, aunque para los 8 había sitio de sobra. Nos distribuimos de la siguiente manera: uno llevaba el timón en la parte trasera, dos contralaban las cuerdas que gobernaban las velas, otro al frente del barco que no se que hacía, y el resto hacíamos de contrapeso, es decir, cambiabamos de un lado a otro del barco para ayudar a virar y evitar que volcase por el viento. Fue muy divertido, había veces que parecía que nos íbamos a pique, y teníamos que saltar al otro extremo delbarco, con cuidado de no recibir un guantazo de la vela, porque en los cambios de dirección se movía de un lado a otro.

En total fueron dos carreras, la primera de una hora, la verdad poco interesantes porque no habia a penas viento, pero la segunda sí que fue espectacular, sobre todo el comienzo, donde todos los barcos de apiñaban a la espera del bocinazo de salida; parecía que íbamos a chocar, porque estábamos a pocos metro de distancia unos de otros. Quedamos últimos en las dos carreras, pero eso es lo de menos, fue una experiencia muy interesante. Lo único malo del día fue que me quemé toda la cara, la tenía roja como un tomate.

Eran las cuatro de la tarde cuando dejamos el barco, tras desmontar las velas. Fue curiosa la conversación que mantuve con el chico indio, al que yo le echaba unos 30 años de edad y resultó ser más joven que yo, o menos viejo; curiosa conversación ya que él a penas habla inglés por lo que hablamos en japonés, y ver a un indio y un español entendiéndose en japonés es algo poco frecuente. También fue divertido cuando el viejete japo me empezó a contar, no se porqué salió el tema, sobre Ieasu Tokugawa, el primer emperador de Japón, y luego comenzó a hacer comparaciones entre él y EL CHE. Esa conversación tuvo que haber sido grabada para los anales de la historia.

Al acabar nos montamos en el coche y nos pusimos en camino hacia un hotel, donde nos metimos en un ofuro interior, baño típico japonés (era la primera vez que iba a uno). Un lugar curioso, son como termas pero con la diferencia de que uno se tiene que labar bien antes de entrar. El agua está muy caliente, por lo que solo se puede estar dentro unos pocos minutos, antes de morir por abrasamiento.

Después del merecido baño, había una especie de fiesta para los participantes , varias mesas sobre las que había unos hornillos de aceite y bandejas con carne, marisco y hortalizar varias, todo crudo, que cada uno debía freir a su gusto en los hornillos. Todo muy rico.

El resto del día tienen poco que contar, pero con todo lo que me había pasado ya, puedo decir que fue un fin de semana muy divertido.

Hoy sábado, adelanto lo que ha pasado, porque lo puedo resumir rápidamente: nada. Ayer me acosté tarde, a eso de la 1 de la noche, y debía de estar más cansado de lo que pensaba porque me desperté hoy, ni más ni menos, que a las 3 de la tarde. Tenniendo en cuenta que tengo entrenamiento a las 20:00, ya me he quedado por aquí. Mañana tengo plan, iré hasta Inuyama, una ciudad cercana a Nagoya, donde hay uno de los castillos más antiguos de Japón, pero eso ya lo contaré otro día.

Dicho esto, adios, salud y República.

lunes, 14 de abril de 2008

Lo que se pudo hacer este sábado pasado

Pues el sábado pasado lo empecé haciendo el pasota, ya que esta las 11 no me levanté de la cama; haberme acostado a la 1 de la noche por hacer el tonto básicamente me pasó factura. De todas maneras, con algo de sueño todavía, me levanté, duche y corrí para coger el autobus que salía a las 12, llegando a tiempo por muy poco. El plan era ir hasta el puerto de Nagoya (Nagoyako), y visitar el acuario. Tras el autobús me monté en el tren, camino a Tsurumai donde tomaría el metro, aunque antes hice una parada en un especie de cafetería, dentro de la misma estación, donde comí unos sandwiches y un zumo de naranja (creo que me costó algo menos de 700 yenes). Nada más acabar ya me metí en el metro, porque era ya casi la 13:30, y según tenía entendido el acuario cerraba para las 16:00, y todavía tenía que hacer medio camino (había todavía más de 10 paradas de metro con un trasbordos por medio).

Era la primera vez que entraba en un acuario de los de verdad, no como ese medio estanque con peces que hay en el zoo de Madrid, este era realmente grande. Había muchos tipos de animales acuáticos, distribuidos según su zona de procedencia. El acuario no es un único edificio, esta compuesto por varios bloques y cada uno con varios pisos; tardé casi dos horas en verlo entero y sin detenerme demasiado. Es dificil de hacer una buena descripción, pero diré que la visita mereció la pena, no solo por el buen estado de conservación de las instalaciones, si no también por la riqueza de los diferentes ambientes representados en los acuarios; toda comparación con el zoo de Nagoya es pura ficción, en todos los sentidos. A continuación enseñaré algunas fotos, hice muchas, pero solo salieron bien aquellas donde había un mínimo de luz ambiental.
Antes de nada, ya que he dado mi pinión sobre los zoos, también la daré respecto a los acuarios. En este caso es difícil de decir, ya que el acondicionamiento de este acuario es muy bueno, los animales están muy bien cuidados y los entorno trabajados con mucho cuidado. De todas maneras, mantengo mi opinión de que, por mucho que se intenten imitar los entornos natural seguirán siendo eso, imitaciones; aunque como también he dicho, hay manera y maneras de hacer las cosas, y dentro de lo malo, he de admitir la calidad de este acuario.

Fotillos varias:
Vista panorámica del acuario y alrededores




Delfines:





Pececillos y crustaceos varios

















Luego ya era tarde, y como tenía entrenamiento a las 20:00 ya me volví. Con esto el sábado se acabó. Mañana os cuento que pasó el domingo.
Antes de acabar, hacer mención especial a que ayer fue el día de la República. No sé si en mi casa acabaron por poner la tricolor como les dije, pero bueno, por lo menos en Japón sonó el Himno de Riego.
Dicho esto, adios, salud y República