miércoles, 23 de abril de 2008

Hoy visitamos..., Inuyama

Pues lo dicho, el domingo pasado se me dio por ir a una ciudad cerca de Nagoya, donde me habían dicho que había un castillo muy antiguo. El camino no era muy largo, pero tenía que hacer un transbordo entre trenes de líneas distintas, ya que en Japón no pasa como en España que todo es Renfe, aquí también hay líneas privadas. En Nagoya tenemos la Meitetsu, que por cierto, es más barata que la nacional, que se llama Japan Rail. El plan era subr al tren en Tajimi pero en otra línea distinta a la que lleva a Nagoya, y luego, en una estación llamada Kani, hacer el cambio a la línea de Meitetsu, que me dejaría en el centro de Inuyama.

Así hice, y a eso de las 11 estaba ya saliendo de la estación. Como no puede ser de otra manera, había dos salidas y salí por la que no debía. Me di una buena caminata para nada, no es recomendable hacer turismo sin planos, eso de: voy saliendo y según vea voy tirando, es una mala estrategia. La verdad en que en este caso no fue tan mala, porque acabé en un templo bastante alejado de la ruta turística que seguro pocos gaijines llevan visitado.

Cuando decidí volver a la ruta turística normal, no la que yo me había inventado, ya era la una y pico, y como tenía que pasar de nuevo por la estación, ya que quedé a comer en una hamburgesería que había allí, la misma franquicia que tiene otro establecimiento frente a la estación de buses en NAgoya, donde ya tenía comprado alguna cena, y que responde por el nombre de Lotería, y no, no se puede hacer la primitiva ni la quiniela en ellas.

Tras comer ya me encaminé hacia el castillo de Inuyama, fueron un par de calles, que cumpliendo el buen estilo japonés, aun siendo las calles principales de la ciudad la acera no existía; mala costumbre esa de tener que andar casi por la carretera.

Otra mala costumbre es que casi todos los templos y castillos están en una cima, por lo que tocó patear por un par de cuestas que casin acaban conmigo, sobre todo porque el día era especialmente caluroso, y eso de las calorías a mi me sientan un poco mal.
El castillo era pequeño pero interesante. Había que quitarse los zapatos en la entrada, te daban una bolsita de plástico para llevarlo, que luego debías devolver. Las escaleras eran muy pequeñas y empinadas, había que subirlas a cuatro patas, y bajar..., bueno, ya lo podéis imaginar. La verdad es que no parece demasiado alto, pero cuando estás arriba de todo, en lo que sería la cuarta planta, la vistas imponen bastante, de hecho algunos japos que también visitaban el castillo no se atrevieron a salir fuera, a la especie de terraza que tiene.

Cuando compré la entrada, 500 yenes, fue curioso porque la señora me dio un plano, enseñándome los tres sitios que podía visitar con la entrada además del castillo (dos museos a los que al final no fui). Lo gracioso estuvo en como la señora señaló con un boli los sitios en cuestión, pero sin decir nada, todo con gestos. Cuando acabó le dijé en japonés que entendía lo que me había dicho, y para la mujer fue una relajación, abriendo la especie de ventanuca de cristal y empezando a contarme no se que batallas, que aunque parezca raro supe más o menos interpretar (vino decir algo así como que perdonase, que no sabía que entendía japonés, que no es frecuente que los turistas extranjeros lo hagan, y que si quería podía esperar por un guía en inglés). La verdad es que tardé unos segundos en asimilar la información, tiempo que la mujer se me quedó mirando con una sonrisa, sospechando que no había entendido un pimiento, aunque puse fina la crisis exclamando: hitori ii dese (que viene siendo: solo está bien). Debe ser que algo he mejorado, ya no entro en parálisis cerebral cunado alguien me habla en japonés.

Después de esa visita ya regresé a la estación, pero no hice el mismo camino, fui en dirección contraria en la misma línea Meitetsu, hasta la entación de NAgoya central, donde subí al metro hasta Osu Kanon, el dichoso distrito comercial. He ido varias veces, pero es un sitio que me gusta, hay muchas tiendas aunque por desgracia ninguna tenga tallas mayores que la L, prendas en las que yo no entro ni con calzador. No hice mucha cosa, darme un paseo en realidad, aunque al final acabé comprando una maleta de mano que necesitaba (por 1500 yenes, tirada), y aunque lo intenté evitar, acabé de nuevo en la tienda de juegos comprando unos cuantos más, en concreto 4 más.

Con esto ya me volví para casa. Ahora las fots, que son lo más interanse.

Se me olvidaba..., la semana que viene es la Golden Week, como los japos la llaman, que son un grupo de días festivos seguidos, estilo semana santa pero sin procesiones. El plan es el siguiente, de sábado a martes a Tokyo, y la semana siguiente, de jueves a martes, a Kyoto. Prometo un repotaje gráfico pormenorizado. ¡Shibuya, Akihabara!, preparaos que voy en camino, Hakobu Wentsu pronto estará allí.

Dicho esto, adios salud y República. (¡Y JUERGA!!!!!!!!!!!)


Duante la golden week o semana dorada, hay una festividad es que el día de los chicos, donde las familias con descendientes varones, cuelgan estas banderas pez de sus casas.

Fotos del santuario que encontré andando a mi aire por Inuyama








Fotos de los templos cercano al castillo:








Castillo de Inuyama y vistas de la iudad y alrededores:






2 comentarios:

Alberto Valencia dijo...

Jejejejeje, no cambias Jacobo, siempre te pierdes aunque con ello te encuentres con otras cosas.
Lo del festival suena bien, un poco de fiesta no viene mal.
Ya nos cuentas que te seguimos mucho.

Un saludo.

noema dijo...

No digo que no sea práctico mirar un mapa, pero por mi experiencia se encuentran cosas mas curiosas fuera de las rutas turisticas que dentro de ellas, la ruta turistica se acaba encontrando siempre (aun en japon) y si llevas mapa te ciñes a ella.

Eso si, compra una brujula ;)

molti baci