sábado, 8 de marzo de 2008

Y a la resi llegué








Parque al lado de Tsurumai eki

Después de un día de presentaciones, finalmente, puse un pie en la resi a eso de las 7 de la tarde, después de cenar en NIFS. Como ya enseñé en las fotos no es el Plaza pero tampoco lo espera, en realidad no está nada mal, pero tiene un problema, un terrible problema: este sitio está apartado de la mano de dios. Eso no sería tan malo, si al menos aquí hubiese algo de movimiento pero..., esto es como la película de Soy Leyenda pero sin chucho; aquí no se le ve un pelo a nadie, está más muerto que Cristo. Potencialmente podría ser un sitio agradable, tiene una sala de estar grande, una cocina comunitara pequeña pero decentilla, hasta un gimnasio minimalista, pero..., os juro que cuendo entro oigo el eco de mis pasos, es absolutamente terrorífico; estoy más solo que la una, en toda la semana me he cruzado con dos personas teniendo en cuenta que no hubiese sido algun delirio mío, cosa que ya empiezo a dudar (hasta creo que alguien vive a mi lado pero solo oigo ruido cuando estoy dentro de mi habitación, no cuando salgo). Bueno eso último que dije es una parida porque si no estoy en la habitación a ver como carajo escucho nada, evidentemente, porque desde la oficina no creo que lo oiga; pero os habéis acojonado a que sí.

Pues ya llevo una semanita por aquí, de lunes a viernes currando sin mayor novedad. En mi ificina también está un señor mayor ruso, debe de andar casi por los 70, muy agradable, solemos ponernos hablar del tiempo, de los paseos que se pega los fines de semana por lo alrededores y no se que batallas de una bicicleta que no le acabé de entender; de odas maneras un placer poder hablar con alguien de vez en cuando. También me presentaron a un chico australiano que lleva aquí la friolera de 3 años, razón me llevó a preguntarle cargado de razón si se había echado una chavala japa, sorprendido de mi cuando negó con la cabeza. Pare buen chaval pero tiene pinta de ser algo paradete, cuando hablé con el la verdad me dio una sensación algo raro, creo que lo asusté o algo, ¿hablaré demasiado alto?, ¿será mi inglés un poco basto?; la verdad nada de eso me preocupa, pero si que me interesaría hacer buenas migas con él, se puede decir que es mi senpai, es decir, coleguilla con más experiencia. Creo que lo primero que le preguntaré será donde hay un lugar decente para vivir que no sea el garito en el que estoy, porque aquí o acabo loco o hermitaño, y eso no mola na de na. También conocí a un chico suizo, me lo encontré un día durante la cena, simpático todo él, pasa que se pira este finde; una pena.

Dicho esto, el fin de semana a llegado, el viernes a las 4 de tarde toco retirada, me echo el ordenata al hombro, me despido del abuelete porque él se vuelve pa Rusia este finde también (ala ahora también solo en la oficina), y me voy a la resi, pero pasando primero por la lavanderia ya que había dejado la ropita sucia en la lavadora/secadora, invento que uno solo aprecia en su justa medida en este tipo de casos, le paso un poco la plancha, a la ropa no a la lavadora, aprendo a doblar los calcetines (toda una ciencia), y pa mi cuarto. Así se acaba el trabajo, mañana sábado llega la juerga, o más bien eso quiero creer.

Son las ocho de la mañana, me levanto, me aseo y me bajo el monte hasta la parada de tren más cercana, Kotaniguchi, y cuidado de ponerse en el lado de la calle corecto porque como sabréis a los japos se les ha dado por conducir al reves, y eso puede llevar a algún disgusto. El método japonés para pagar el bus es como en el tren y el metro, pagas por lo que andas; en el bus cuando entras, si no es la primera parada, tienes que recojer un papelito con un número, la de tu parada, y luego tienes que fijarte en un panel donde, según más andes, más va subiendo el precio. Hasta la estación de Tajimi, donde tomo el tren, me cuesta unos 280 yenes, y tarda unos 15 minutos en llegar si no para mucho. Bueno, ya estoy en Tajimi, voy a la máquina para sacar el billete y miro cuanto cuesta hasta Tsurumai, 580 yenes, joder, y me meto; unos 30 minutos. Tengo la intención de visitar un templo, el de Ohsu Kannon, pasa ue cuando llego y salgo de la estación, como que no lo veo. Como no tenía ni plano ni nada parecido, recurro a los planos de la parada de metro cercano, y como me temía, aquel templo debía estar todaavía a una pateada de allí ya que caía fuera del plano de situación. Visto lo visto, y como no sabía pa donde tirar, y como el billete de tren ya estaba pagado, pues decidí irme andando hasta el centro de Nagoya, siguiendo más o menos la vía del tren y las indicaciones de los carteles pa los coches. En una hora y media de paseo me pupde en Sakae, más o menos el centro. Estaba algo cansadete, voy mayor y la espalda no perdona, ya que quedé a comer por allí, en un sitio de comida rápida o algo parecido donde daban sandwich y pastelillos bastante ricos, aunque algo caro (la verdad había pensado en ir a algo más tradicional japonés, pero los garitos japos imponenten un poquillo, y como todavía no me defiendo con el japo, mejor dejarlo para más adelante. Vale, de acuerdo, llamadme cagao si queréis, pero meterse a pelo por Japón adelante uno solo ya tiene lo suyo, dadme tiempo, que no me vuelvo sin probar las alitas de pollo de NAgoya, está prometido).

Pasadas las doce y media, me metí en el metro, la linea amarilla, hasta Higashiyam Koen, donde parece ser que hay un zoo y un jardín botánico. Bueno, dado que quiero hacer un alegato en contra de los zoos, dejo esto para otra entrada al igual que las fotos de rigor. De todas manera os pongo algunas de un parquecillo que hay al lado de la parada de Tsurumai.
Hasta Otra




1 comentario:

laparca dijo...

Malo hubiese estado que le pasases la plancha a la lavadora, aunque quién sabe, puede que inventases la primera lavadora,/secadora/planchadora...

Con tanta soledad vas a terminar como Jack Nicolson en el Resplandor :P A ver si conoces a más gente.