martes, 11 de marzo de 2008

Empecemos a hablar un poco en Japo

Buenas, a pesar del solemne aburrimiento que acompaña a los días de semana, sobre todo mientras no empiezo a trabajar en serio y me meto más en lo que se están currando por estos lares, me he buscado algo que hacer durante la semana. Me enteré de que una de las secretarias da clases de japo, y claro, dado que por el momento poco he hablado en japonés, pues fui a preguntarle como iba el tema. Ella me dijo que los martes de 4 a 5 tenía una clase, pero que no sabía bien mi nivel así que me hizo una prueba, que consistió en preguntarme que haría este finde de semana, a lo que yo muy agudamente contesté, todavía no tengo ni idea, ella se rio y me echó un cable: imagina que te vas a Kyoto. Esntre balbuceos algo le conté, la verdad es que me costó un montón, mucho más que en mis clases en España, me salían las palabras en inglés y no en japonés. Después de escucharme, casi prefirió decir frases y yo las dijese en japonés, y creo que eso ya lo hice mejor. En definitiva, me invitó a que viniese el martes y eso hice.
Llegó el martes y entré en la sala de recursos humaos; una gran mesa de madera y largo bancos con cojines basta cómodos. Al principio solo estábamo la profe y yo, pero pronto llegaron el resto de los pupilos, un chico y una chica china, y según entendí, otro chico chino más que hoy no había podido venir. Lo primero fue presentrarse y contar algo sobre nosotros, en japo claro. Empezó el chico chino, con cierta soltura, aunque fue breve; vino a contar que era estudiante de doctora de segundo año. Luego le tocó a la chica, que con una vocecilla casi inaudible, vino a decir lo mismo. El se llama Lee y ella Lui Feng o algo así. Una vez ellos acabaron todas las miradas se centraron en mi, que presión, y claro, empecé a contar obras y milagros. En cierto modo es una ventaja que no poda hablar mucho en japonés, sobre todo para ellos, porque se ahorran las típicas conferencias que suelo soltar sobre la descripción cuantica del corro de la patata, así que tras unos cuantos eeehhhh, fui concreto, hola soy Jacobo, soy español, y...; en ese momento Lee soltó el clásico, aaaaaahhhaaaahhhhh, echándose la mano a la cabeza y exclamando: ¡bull!, ¡bull!. Vaya todo por dios, al menos no me salió con el flamenco ni con Riki Martin. Es chico se le veía emocionado, hasta la profe fue a por un mapa de mundo para que les dijese donde estaba exactamente España, que en principio confundía con Italia, aunque también creían que Portugal era parte de España, así que... Tras el breve receso, la clase empezó, pero en una hora poco tiempo hay para hacer algo. Estudiamos las frases típicas cuando vas a un restaurante, eso ya lo había hecho en las clases en España, un saludo MIHO tus clases me ayudan un montón, y luego practicamos algo de gramática. La clse fue amena, cada uno leíamos frases en japonés y las traducíamos, y comentábamos cosas sobre ellas. La verdad es que casi todo ya lo había estudiado, pero siempre viene bien repasar, porque hoy por hoy tengo toda la información en la cabeza peo soy incapaz de expresarla; aunque parezca increible, los entiendo cuando hablan, si usan palabras facilillas y hablan despacio, y puedo leer si los kanjis no son complicados (lo más raro de todo), pero hablar todavía me cuesta un montón, me lío yo solo. La clase acabó, me despedí de los compañeros, tiré al suelo un par de veces los folios que traía y le pregunté a la profe, si tenía algún grupo más, porque por mi parte necesitaba más clase. Ella me dijo que sí, pero que un grupo era fácil para mi y el otro demasiado difícil, de hecho el nivel de mi clse actual ya era bastante, porque mis compañeros llevan ya 3 años en japón. Me dio la posibilidad de recibir clases particulares, a 1000 yenes la hora, y acepté; este jueves empezaré.
Bueno, esta fue la batalla de hoy, chaus.

1 comentario:

laparca dijo...

Pues la clase es barata, seguro que es que le gustas y quiere algo ;-) (ay pillín...!)